Peracense

Peracense es la localidad más meridional de la comarca del Jiloca. La población se encuentra en las estribaciones de la cordillera Ibérica, a más de mil metros de altitud, en la cuenca alta del río Jiloca. Su historia está escrita en piedra. La documentación fidedigna gira alrededor de la historia de su imponente castillo de la Baja Edad Media.

Fechada en 1740, la iglesia de San Pedro presenta planta basilical con tres naves en otros tantos tramos. El crucero se cubre con una cúpula sobre pechinas. Construida en mampostería y sillería, el exterior presenta un único volumen con cubierta a cuatro aguas. La torre, situada a los pies, es de dos cuerpos y está decorada con pilastras jónicas.

El Ayuntamiento es un edificio de dos plantas construido en mampostería. En la planta baja puede observarse la antigua lonja, compuesta de dos arcos de sillería rebajados.

Posición en la ruta

Ruta de los Montes Universales

No te pierdas

Cuando llegues a este punto de la ruta no debes perderte los elementos imprescindibles que encontrarás a continuación.

Castillo de Peracense

El castillo de Peracense puede considerarse como uno de los más importantes y mejor conservados del sur de Aragón y también uno de los más bellos y menos conocidos. Su relevancia histórica radica en que resultó un valuarte estratégico frente al cercano reino de Castilla y punto de paso natural entre las ciudades de Daroca y Teruel, dos de las más importantes del reino de Aragón en época medieval. Rodeado de un entorno natural único, sus constructores aprovecharon la topografía del terreno para construir un enclave defensivo de primer orden. En esta atalaya la roca se hace castillo y el castillo se convierte en roca.

La fortaleza está conformada por tres recintos concéntricos que se asientan sobre afloramientos de areniscas rojas en una prolongación rocosa fuertemente escarpada de Sierra Menera. Precisamente esta arenisca rojiza (rodeno) es el material utilizado principalmente en la construcción de los muros. Desde esta privilegiada atalaya se pueden observar enclaves próximos como Monreal del Campo o el cerro de San Ginés, que con sus 1.605 m de altitud, aparece como un gigante contemplado desde la planicie que lo rodea.